El accidente de Seveso, ocurrido en 1976, marcó un antes y un después en la historia de la seguridad industrial. Este desastre químico no solo impactó la vida de miles de personas y el medio ambiente, sino que también dio lugar a una de las normativas más importantes de la Unión Europea: la Directiva Seveso.
En este artículo, exploraremos la historia de la ciudad de Seveso, el contexto del desastre, sus consecuencias inmediatas y a largo plazo, así como la evolución de la normativa que transformó la gestión de riesgos industriales en Europa.
¿Qué pasó en Seveso antes del desastre?
Seveso es una pequeña ciudad ubicada en el norte de Italia, cerca de Milán. Antes del desastre, era conocida por su tranquilidad y su proximidad a la naturaleza. La región era un destino ideal para familias y un centro de pequeñas industrias locales. En este entorno se encontraba la planta química ICMESA, propiedad de la compañía suiza Givaudan, que producía productos químicos utilizados en pesticidas y desinfectantes.
Aunque la planta proporcionaba empleo a la comunidad, su actividad industrial generaba preocupaciones entre algunos habitantes por los posibles riesgos medioambientales, algo que pasaría desapercibido hasta la tragedia.
La ciudad, además, tenía un carácter rural, con una economía basada parcialmente en la agricultura y la pequeña ganadería. Esto hacía que cualquier incidente en la planta pudiera tener un impacto devastador en la población y el ecosistema local.

El accidente de Seveso: ¿Qué ocurrió?
El 10 de julio de 1976, durante un proceso de producción de triclorofenol, un compuesto utilizado para fabricar pesticidas, se produjo un fallo en el sistema de enfriamiento de un reactor químico. Esto provocó una fuga masiva de una nube tóxica que contenía dioxina TCDD, una sustancia altamente tóxica y cancerígena.
Impacto en la salud y el medio ambiente
– Afectación al medio ambiente: La nube tóxica contaminó un área de 18 km², matando a miles de animales en las primeras horas. Esto obligó a las autoridades a sacrificar más de 80.000 animales para evitar que la toxina entrara en la cadena alimenticia. Los efectos en el suelo y las aguas cercanas también fueron devastadores.
– Impacto en la salud humana: Aunque no hubo muertes inmediatas, cientos de personas desarrollaron cloracné, una enfermedad de la piel causada por la exposición a la dioxina. Además, se temían efectos a largo plazo como cánceres, problemas reproductivos y daños genéticos que podrían afectar a generaciones futuras.
– Evacuación: Se desalojó a unas 700 personas de las zonas más contaminadas, mientras que otras miles vivieron bajo la amenaza de los posibles efectos del desastre. La incertidumbre y el miedo marcaron los días posteriores al accidente.
Reacción inicial
Las autoridades locales y nacionales tardaron varios días en comprender la magnitud del desastre. Al principio, hubo una falta de comunicación clara sobre la peligrosidad de la sustancia liberada. Esto aumentó la desconfianza de los ciudadanos hacia las instituciones y las empresas responsables.
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Seveso después del desastre
Tras el accidente, la región quedó dividida en zonas según el nivel de contaminación: Zona A (alta contaminación), Zona B (moderada) y Zona R (baja). En las zonas más afectadas se realizaron las siguientes acciones:
– Descontaminación: Se eliminaron toneladas de suelo contaminado y se demolieron edificios. Este proceso llevó años y requirió inversiones significativas, además de nuevas tecnologías para tratar los residuos peligrosos.
– Reforestación: En lugar de las áreas más afectadas se creó un parque natural, conocido como Bosco delle Querce, para simbolizar la recuperación. Hoy en día, este espacio es un recordatorio del desastre y un símbolo de resiliencia.
– Estudios de salud: Durante décadas se monitoreó la salud de los habitantes expuestos a la dioxina. Los resultados confirmaron efectos adversos como un aumento en los casos de cáncer y enfermedades metabólicas.
A nivel social, el accidente cambió profundamente la relación entre la comunidad y las industrias químicas. Se intensificaron las demandas de mayor transparencia y seguridad, y se fortaleció el activismo ambiental en Italia y Europa.
¿Cómo se desarrolló la normativa Seveso?
El accidente de Seveso evidenció la falta de regulaciones adecuadas para prevenir y gestionar desastres industriales. En respuesta, la Unión Europea adoptó en 1982 la primera Directiva Seveso, que estableció medidas obligatorias para las instalaciones que manejan sustancias peligrosas.
Accidentes como el vertido de cianuro que causó la contaminación del río Danubio en Rumania como el desastre ecológico de Aznalcóllar (Huelva) hicieron necesaria una modificación de la normativa a finales de los años noventa.
Principales cambios en la Normativa Seveso
1. Directiva Seveso I (1982):
– Introdujo la identificación de riesgos y la notificación de actividades peligrosas.
– Requirió planes de emergencia internos para las empresas clasificadas como de alto riesgo.
2. Directiva Seveso II (1996):
– Amplió el alcance a una mayor variedad de sustancias peligrosas.
– Exigió planes de emergencia externos y una mayor transparencia hacia las comunidades cercanas.
– Estableció una gestión más estricta de los accidentes mayores.
3. Directiva Seveso III (2012):
– Incluyó normas más estrictas para la clasificación y la gestión de sustancias químicas peligrosas.
– Mejoró la comunicación con el público y armonizó los criterios con regulaciones internacionales, como el Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos (GHS).
La normativa ha evolucionado para adaptarse a los avances tecnológicos y al aumento del transporte y almacenamiento de sustancias peligrosas.

¿Qué empresas deben cumplir con la normativa Seveso?
La normativa Seveso está dirigida a empresas que manejan, almacenan o transportan sustancias químicas peligrosas en cantidades significativas. Algunos ejemplos de sectores afectados incluyen:
– Industria química: Fabricación de productos químicos como fertilizantes, pesticidas, solventes y plásticos.
– Almacenamiento y distribución: Depósitos de combustibles, gasolineras y empresas de logística que manipulan sustancias inflamables o tóxicas.
– Farmacéutica: Empresas que utilizan compuestos químicos peligrosos en sus procesos de producción.
– Industria alimentaria: Instalaciones que emplean refrigerantes químicos o amoníaco en grandes cantidades.
– Metalurgia y minería: Uso de sustancias como cianuro en la extracción y procesamiento de metales.
– Plantas de energía: Centrales nucleares, térmicas y otras instalaciones que manejan materiales peligrosos.
Ejemplos concretos
Empresas como BASF y Dow Chemical han adoptado medidas avanzadas para cumplir con Seveso III, incluyendo sistemas de monitoreo en tiempo real y simulacros periódicos para mejorar la respuesta ante emergencias.
¿Cómo saber si afecta la Normativa Seveso a mi empresa?
Determinar si nuestra empresa debe cumplir con la normativa Seveso es un proceso para garantizar la seguridad y el cumplimiento legal. Este proceso consta de tres pasos clave:
1. Identificar la presencia de sustancias peligrosas
El primer paso es realizar un análisis exhaustivo de las sustancias presentes en nuestras instalaciones. Esto incluye materias primas, productos semielaborados y productos finales. Debemos considerar todas las fases de operación: almacenaje, tránsito y producción (como reactores). Un listado detallado de estas sustancias es fundamental para determinar si alguna de ellas está clasificada como peligrosa según la normativa.
2. Cuantificar las sustancias peligrosas
Aunque la presencia de una sola sustancia peligrosa puede implicar la aplicación de la normativa Seveso, la cantidad exacta de cada elemento determinará los requisitos específicos a cumplir. Por ello: mide las cantidades de materias primas, productos semielaborados y productos finales y asegúrate de registrar también las cantidades de sustancias en tránsito o almacenadas temporalmente.
3. Clasificar el nivel de riesgo de la empresa
Según la cantidad de materiales peligrosos presentes, las empresas afectadas por la normativa Seveso se dividen en nivel bajo o nivel alto. Esto se determina utilizando valores de referencia como los de la tabla siguiente:
Productos | Toneladas para nivel bajo | Toneladas para nivel alto |
Muy tóxicos | 5 | 20 |
Tóxicos | 50 | 200 |
Muy tóxicos para el medio ambiente | 100 | 200 |
Tóxicos para el medio ambiente | 200 | 500 |
Inflamables | 5.000 | 50.000 |
Ejemplo práctico:
Si tu empresa almacena 10 toneladas de un producto muy tóxico, será clasificada como de nivel bajo, pero si supera las 20 toneladas, se considerará de nivel alto.
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Lecciones aprendidas y situación actual
El accidente de Seveso es un recordatorio de la importancia de la gestión responsable en la industria química. Hoy en día, las normativas Seveso continúan siendo fundamentales para prevenir accidentes similares. Algunas lecciones clave incluyen:
– Prevención es clave: Implementar sistemas de seguridad robustos y monitoreo constante de procesos. La tecnología actual permite prever fallos y minimizar riesgos.
– Transparencia: Informar a las comunidades sobre los riesgos asociados a las industrias cercanas. Esto incluye realizar simulacros y proporcionar información clara y accesible.
– Responsabilidad: Las empresas deben asumir un compromiso activo con la seguridad y el medio ambiente, integrando estos valores en su cultura corporativa.
Preguntas frecuentes sobre la normativa Seveso
¿Qué es la Directiva Seveso?
Es un conjunto de regulaciones europeas diseñadas para prevenir accidentes graves en instalaciones que manejan sustancias peligrosas y mitigar sus consecuencias en caso de ocurrir.
¿Qué empresas están afectadas por Seveso III?
Principalmente industrias químicas, petroquímicas y cualquier empresa que maneje grandes volúmenes de sustancias peligrosas clasificadas por la Unión Europea.
¿Cuál es el objetivo principal de Seveso?
Proteger la salud humana, el medio ambiente y garantizar la seguridad de las comunidades cercanas a instalaciones industriales peligrosas.
En la actualidad, las normativas Seveso han logrado reducir significativamente el número de accidentes industriales mayores en Europa. Sin embargo, el crecimiento industrial y la aparición de nuevos riesgos exigen una vigilancia constante y la actualización de las regulaciones.