¿Trabajas en un hospital? Los trabajadores que más se entregan en el cuidado de los demás, son los que más tienden a ignorar los peligros a los que se exponen durante sus tareas.
Es importante que los trabajadores cuenten con buenas condiciones a la hora de trabajar, para eso está la prevención de riesgos laborales en hospitales. Así se garantiza la salud tanto de los trabajadores, como de los pacientes.
En el post de hoy te contamos cómo aplicar la prevención de riesgos laborales en el sector de la salud, así como los factores de riesgo más comunes.
Plan de prevención de riesgos laborales en hospitales
Cada hospital debe contar con un plan de prevención de riesgos específico y adaptado. Es crucial la planificación de todos los aspectos de la organización del plan de prevención.
Además, el plan ha de estar pensado para las características de ese hospital, por lo que se deberá acotar a cada centro en virtud de su tamaño y funcionamiento.
Dentro del plan de prevención de riesgos laborales tiene que quedar muy claro:
- Quién lleva el mando y el control
- Comunicación clara y precisa
- Alta capacidad de reacción
- Garantizar la continuidad de los servicios esenciales y del triaje de pacientes
- Prever los recursos humanos, logísticos y administrativos necesarios
- Proceder con determinación ante una situación de emergencia y cómo recuperarse de ella
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Importancia de la prevención de riesgos laborales en hospitales
La prevención de riesgos laborales en hospitales es fundamental para proteger la salud y la seguridad del personal sanitario, así como de los pacientes. Dado que el entorno hospitalario está lleno de situaciones de riesgo, es crucial implementar medidas que minimicen la posibilidad de accidentes, enfermedades profesionales y exposiciones peligrosas.
Una buena gestión de la prevención no solo reduce la incidencia de accidentes laborales, sino que también:
- Mejora la calidad asistencial: un entorno de trabajo seguro permite al personal sanitario centrarse en la atención al paciente sin distracciones ni preocupaciones adicionales.
- Reduce el absentismo laboral: menos accidentes significan menos bajas por enfermedad, lo que contribuye a mantener la continuidad en los servicios hospitalarios.
- Fomenta un clima laboral positivo: la percepción de seguridad mejora la satisfacción de los empleados y promueve un ambiente de trabajo saludable.
- Evita costes económicos: los accidentes laborales pueden generar gastos significativos en indemnizaciones, seguros y pérdida de productividad.
En definitiva, la prevención de riesgos laborales es una inversión en la salud, el bienestar y la eficiencia del sistema hospitalario.
Factores de riesgo más comunes en el entorno hospitalario
El entorno hospitalario presenta una gran variedad de riesgos que pueden afectar tanto al personal sanitario como a los pacientes. Estos factores de riesgo son inherentes a las actividades que se realizan en hospitales y centros de salud, por lo que es fundamental identificarlos y gestionarlos adecuadamente.
Algunos de los factores de riesgo más comunes son:
- Agentes biológicos: el contacto con sangre, fluidos corporales, tejidos, y pacientes infectados expone al personal a virus, bacterias, hongos y parásitos, aumentando el riesgo de infecciones.
- Agentes químicos: la manipulación de productos desinfectantes, medicamentos citotóxicos, anestésicos y otras sustancias químicas puede causar intoxicaciones, alergias o quemaduras.
- Riesgos ergonómicos: las posturas forzadas, el levantamiento de pacientes o el uso inadecuado de equipos médicos pueden provocar lesiones musculoesqueléticas, como lumbalgias o tendinitis.
- Riesgos psicosociales: el estrés, la carga de trabajo excesiva, los turnos nocturnos y la presión emocional por situaciones críticas pueden afectar la salud mental del personal sanitario.
- Riesgos físicos: incluyen la exposición a radiaciones ionizantes en áreas de diagnóstico por imagen, ruidos intensos en unidades de cuidados intensivos, y riesgos eléctricos asociados al uso de equipos médicos.
Reconocer estos riesgos es el primer paso para implementar medidas preventivas eficaces que protejan la salud del personal hospitalario.
Accidentes laborales en el sector hospitalario
Existen muchos riesgos físicos laborales para los trabajadores de los hospitales:
Contagios por contacto con contaminantes biológicos
Si trabajas en un hospital corres el riesgo de entrar en contacto con agentes biológicos perjudiciales. La manipulación de pacientes y la cercanía con sangre y excreciones podrían provocar afecciones cutáneas, infecciones oculares u hospitalarias de naturaleza vírica o bacteriana.
Lesiones por sustancias tóxicas
Especialmente si trabajas en quirófano, estás expuesto a salpicaduras o inhalaciones que pueden tener como origen distintos elementos: desinfectantes, antibióticos, fluidos o vidrios por rotura de material.
Las lesiones provocadas pueden llegar a ser tan graves como una irritación de las vías respiratorias.
Agotamiento físico y mental
La gran carga de trabajo que supone trabajar en un hospital puede desembocar en riesgos físicos en el trabajo: lumbalgias, síndrome del codo de tenis, síndrome del túnel carpiano…
Dadas las características del sector, prestar apoyo emocional o informar a familiares de enfermedades puede provocar fatiga mental que impida mantener un buen estado de ánimo en el trabajo o incluso desembocar en diferentes problemas de salud.

Cómo elaborar un plan de emergencia hospitalario efectivo
Un plan de emergencia hospitalario es un documento estratégico que establece los procedimientos a seguir en caso de incidentes que puedan poner en riesgo la seguridad de pacientes, trabajadores y visitantes. Un plan bien diseñado permite una respuesta rápida, organizada y eficaz ante situaciones de crisis.
Para elaborar un plan de emergencia hospitalario efectivo, es necesario:
- Análisis de riesgos: identificar los posibles escenarios de emergencia (incendios, derrames químicos, fallos eléctricos, pandemias) y evaluar su probabilidad e impacto.
- Definición de roles y responsabilidades: asignar funciones específicas a cada miembro del personal, estableciendo quién coordina la evacuación, quién atiende a los pacientes y quién se comunica con los servicios de emergencia.
- Protocolos de actuación: diseñar procedimientos claros para la evacuación de pacientes, la contención de incidentes y la atención de heridos. Estos protocolos deben adaptarse a diferentes tipos de emergencias.
- Disponibilidad de recursos: asegurar que haya equipos de emergencia, como extintores, botiquines, sistemas de alarma, mantas térmicas y camillas de evacuación, en condiciones óptimas y ubicados en lugares estratégicos.
- Formación y simulacros: capacitar al personal en primeros auxilios, manejo de extintores y protocolos de emergencia. Los simulacros periódicos permiten evaluar la eficacia del plan y detectar posibles mejoras.
- Revisión y actualización continua: el plan debe revisarse regularmente para adaptarse a cambios en la infraestructura, el personal o los riesgos identificados.
Un plan de emergencia bien estructurado salva vidas, reduce el impacto de los incidentes y garantiza la continuidad de los servicios hospitalarios.
El riesgo eléctrico en los hospitales
También es importante hablar de los riesgos eléctricos. La seguridad eléctrica es un tema de absoluta prioridad para evitar problemas con la corriente eléctrica que puedan perjudicar el funcionamiento del centro sanitario y la salud de los pacientes.
Disponer de un sistema eléctrico bien diseñado y completo equivale a tomar todas las precauciones posibles de antemano, y afrontar las potenciales complicaciones que se relacionan con la seguridad eléctrica hospitalaria.
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Prevención de riesgos laborales en hospitales
Afortunadamente, existen medidas de prevención de riesgos laborales en hospitales que puedes seguir para evitar los accidentes.
Medidas para prevenir accidentes de tipo contagioso
Es importante que vigiles si el hospital dispone de los recursos necesarios y cuenta con los protocolos para prevenir el contacto con agentes biológicos.
Entre las medidas a tomar, destacamos 2 fundamentales:
– Uso de gafas de seguridad, mascarilla o pantalla facial.
– Lavarte las manos y antebrazos antes y después de atender a cada paciente, así como antes de las comidas.
Medidas para prevenir lesiones por sustancias
Los hospitales deben seguir unas medidas rigurosas para evitar intoxicaciones. En este caso, te damos las siguientes recomendaciones:
– Utiliza vitrinas o cabinas dotadas de sistemas de extracción para manipular reactivos y disolventes.
– No introduzcas espátulas ni otros objetos similares para sacar reactivos sólidos.
– Utiliza embudos para verter disolventes o reactivos en aberturas pequeñas.
– No cambies los productos de su envase original y etiqueta siempre los recipientes nuevos.
– No comas, fumes ni bebas, ya que los vapores tóxicos podrían mezclarse con lo que ingieres o inhalas.
– La higiene después de cada exposición es fundamental para evitar este tipo de daños.
Medidas preventivas de salud física y mental
El agotamiento físico y mental puede prevenirse tomando medidas protectoras para tu salud.
– Evita posturas forzadas haciendo un uso correcto de los equipos y el material de trabajo.
– Utiliza ropa holgada y un calzado cómodo que lleve un tacón grueso de unos 5 cm.
– Haz pausas de 15-20 min cada 2 horas si tu tarea requiere atención y concentración mental. Si tu labor es manual o repetitiva, es mejor que las pausas sean cortas pero frecuentes.
– Establece prioridades para planificar tus tareas según el grado de urgencia e importancia para gestionar tu tiempo con mayor eficacia.
– Adoptar una actitud no conflictiva te ayudará a ser más feliz en tu trabajo del día a día en el hospital.
– Procura realizar turnos que respeten al máximo el ciclo de vigilia.
Equipos de protección individual esenciales en hospitales
Los equipos de protección individual (EPI) son fundamentales para proteger al personal sanitario de los diversos riesgos a los que están expuestos en su entorno laboral. Su uso adecuado reduce significativamente la posibilidad de contagios, lesiones y exposiciones a sustancias peligrosas.
Los EPI esenciales en hospitales incluyen:
- Guantes desechables: protegen las manos del contacto con sangre, fluidos corporales, productos químicos y superficies contaminadas. Deben cambiarse entre cada procedimiento o paciente.
- Mascarillas y respiradores: las mascarillas quirúrgicas previenen la transmisión de agentes infecciosos por vía aérea, mientras que los respiradores FFP2 o FFP3 ofrecen mayor protección en situaciones de alto riesgo biológico.
- Gafas de seguridad o pantallas faciales: protegen los ojos de salpicaduras de sangre, fluidos o sustancias químicas, reduciendo el riesgo de infecciones o irritaciones oculares.
- Batas y trajes de protección: las batas desechables y los trajes impermeables protegen la ropa y la piel del contacto con agentes infecciosos o productos químicos peligrosos.
- Calzado de seguridad: resistente y antideslizante, protege contra caídas, golpes y derrames de sustancias peligrosas. En áreas de alto riesgo, puede ser necesario el uso de cubrebotas impermeables.
- Protectores auditivos: en áreas con niveles de ruido elevados, como unidades de cuidados intensivos o quirófanos, los protectores auditivos ayudan a prevenir la pérdida auditiva inducida por el ruido.
El uso correcto de los EPI debe complementarse con formación continua sobre su manipulación, almacenamiento y mantenimiento, así como con la implementación de protocolos de higiene y desinfección que garanticen su eficacia.
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